El libro del diabologán.
Salvador Galán Moreu
XI Premio Internacional de Poesía
Martín García Ramos
Prólogo
de Jairo García Jaramillo
Difácil,
Valladolid, 2013
por Julio Béjar.
A Salvador Galán Moreu ya le subrayé algunos versos
en su plaquette Doméstica, armados
con la potencia de la cotidianidad:
Ensayas
gestos frente al espejo matutino
como quien
va de tiendas a probarse matices,
muecas,
estados de ánimo, rictus al por mayor.
Y ahora en El
libro del diabologán le celebro tres ideas: la antipoética, la multivocidad
y el cuestionamiento de la identidad. «Mieux
vaut se taire que paraître faux» cantaba el grupo de rock francés Diabologum,
de cuyo nombre se inspira el título del poemario. Y es que Galán Moreu prefiere
reconocer los límites de la palabra que impostar certezas:
No digamos
nada más nada de eso sirve
vayamos por
aquí
sintonicémonos.
Su poética personal se afianza en la incertidumbre (con
semejante rebeldía que Nicanor Parra) y se zambulle en la duda para salir a
flote guiándose por la intuición: «los muchos que en mí se hallan nada
escriben: / intuyen». En las cuatro partes que componen el libro, Galán Moreu
recoge varias maneras de decir: el verso libre, la prosa poética, el caligrama
y la escritura automática le sirven como herramientas para hacerse eco de las
múltiples voces de un mismo yo lírico, «quien varía el rostro en sus fotos de
carné». La duda problematiza el poemario hasta cuestionar la propia identidad del
poeta; él mismo se increpa ante el espejo o el carné de identidad,
existencialista a veces y estoico en otras:
Todos los
cactus sufren sus espinas,
todos los
burros lloran la herradura, yo pronuncio
mi nombre.
En El libro
del diabologán, Galán Moreu consigue construir su andar poético por el
precipicio de la tentativa, el agotamiento y la duda. Por eso me interesa,
porque emprende un camino de indagación hacia sí mismo: «esto es duda / sin
género de vida».
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