Adriana Bañares
Ánima esquiva
Editorial Origami, 2013
Por Sara R. Gallardo
Salir
del escenario o crecer. Dejar de usar tacones como una teen o volver a
entretenerse mirando a las muñecas. Rozar, arañar, ponerse de puntillas al
borde del abismo.
La
poesía de Adriana Bañares (Logroño, 1988) se retroalimenta: es su poesía y es
ella. Es el borde del abismo y es la puta poesía. Preguntarse qué es poesía,
qué hago escribiendo, qué escribo, qué hago amando. Qué demonios es amar.
Adriana
Bañares es el centro de sí misma y es la voz de una generación: no por multitudinaria,
sino por todo lo contrario. Los nacidos a finales de los ochenta y principios
de los noventa son unos jóvenes que se debaten entre unos sueños que (ya saben)
no van a poder cumplir y una eterna pregunta sobre quiénes son y dónde encajan.
Están solos. La voz de Bañares en Ánima esquiva (Origami, 2013)
sigue indagando la postadolescencia y los espacios intermedios que la mayor
parte de los lectores se saltan por incómodos. Su poesía se desarrolla (porque
cuenta) en una habitación concreta y en un tiempo determinado. También en la
extraña normalidad de los sueños o en los recuerdos de las camisetas interiores
sudadas de la clase de gimnasia. Y en un cuerpo que ni es infantil ni es
adulto, ni es joven ni es viejo. Un cuerpo concreto que dicta un tiempo y que
¿tiene alma?
A
pesar de los fogonazos, más que imágenes poéticas como tal; a pesar de las
entrañas y del amor a la casquería que muchos sentimos y a pesar de su voz,
dulce, callada, visceral, estoy segura de que la poesía de Adriana Bañares
alcanzará otros niveles y verá otras puertas y correrá otras cortinas. Y se
asomará a otras ventanas, que poco tendrán que ver con las de estos textos
primerizos que salen ahora, después de unos cuantos años, a la luz. Que mirarse
a sí misma no es malo y sigue siendo la única manera de entender a los demás,
porque el yo es el “prójimo” más cercano. Pero también llegará un día en el que
las protagonistas de las películas de serie B nada dirán de nosotras y las
voces de nuestra cabeza se silenciarán.
La
poesía de Adriana Bañares sigue siendo el diario en forma de prosa de una
chica. Un diario donde salen retratados muchos monstruos, que todos reconocemos
y en los que todos nos reconocemos. Esos monstruos tararean canciones en inglés
o se cuelan en nuestras noches en forma de insectos. Bañares dejará algún día
de rascar temblorosa esa herida infectada y nos dirá: “déjame amar al monstruo”
o “el monstruo eres tú”. Y entonces volará.
1 comentario:
...traigo
ecos
de
la
tarde
callada
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
POEMOFILIA
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE ZOMBIS, EXCALIBUR, DJANGO, MASTER AND COMMANDER, LEYENDAS DE PASIÓN, BAILANDO CON LOBOS, THE ARTIST, TITANIC…
José
Ramón...
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