Nuria Ruiz de Viñaspre y Ana Martín Puigpelat
Tabula rasa
La Garúa Libros, 2013
Por Carmen Rocamora
Unir
poesía y música: ritmo, armonía, cadencia… términos asociados a ambas
disciplinas, tantas coincidencias y sin embargo, ¿cómo ilustrar la música con
palabras?
Tábula
Rasa se presenta en canon de la mano de Nuria
Ruíz de Viñaspre y Ana Martín Puigpelat a las cuales antecede un preludio
de prólogos a cargo de Andrés Máspero y María Antonia Ortega. Polifonía de
versos a lo largo de la historia de la música, desde el medievo al minimalismo
de Arvo Pärt.
“Ut
musica poesis” sería el eje central del poemario, reinventando el tema de la
estrecha relación entre pintura y poesía (Ut pictura poesis) que los tratados de
arte y literatura de los siglos XVI-XVII abordaron. Pero en este caso las
autoras no buscarán una superioridad de ninguna de las dos partes
(música-poesía) sino que actuarán en una agradable simbiosis donde nadaremos
por versos que nos llevarán por alusiones, explícitas o no, a las diferentes
obras musicales y a los sentimientos que
las crearon o que crean.
Así
vamos escalando de -Do a Do- entre emociones intensas y pasionales; leves y
volátiles; y otras más metafísicas… construyendo una melodía atonal que varía
el tempo del corazón desde el más Grave al
Prestissimo arrebatador tras leer «no es que la música me lleve a ti/ o tú a la
música/ es que te has metido dentro de la música».
Pasamos
por toda la geografía terrestre sumergiéndonos en el dolor de un Réquiem y la
gracilidad de una Romanza. Sonatas y Caprichos que nos hacen escuchar y
re-escuchar grandes obras de la música ahora vistas, sentidas y contadas por
estas dos autoras que uniendo sus batutas nos obligan a abrir los sentidos y a dirigir nuestra mirada y nuestro oído a
la música clásica.
Este
recorrido escoge como puerto de salida “Ah! Mio cor! Schernito sei!”. Empezar
con Häendel es humanizar la poesía, analógicamente a la revolución que este
compositor ocasionó en su época. Preocuparse por el común de la población, ¿nos
suena, no? Ironía maldita hoy día. Aquí, pleno barroco, los vasos sanguíneos
pasan a ser cuerdas de violas y violines, tensadas.
Tras
este poemario no se podrá concluir más que con un «Alabemos a la unidad» de estas dos autoras, de la música y de la
poesía.
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