lunes, 11 de febrero de 2013

NI UN PAM DE NET AL TANCAT DELS ÀNECS




Jordi Valls  
Ni un pam de net al tancat dels ànecs 
Ed. La puça del petroli, 2011

Por José G. Obrero


Jordi Valls (Barcelona, 1970) es, en palabras del crítico literario Jordi Llavina: “una de las apariciones (o irrupciones) más sonadas de la última década en el panorama de la lírica catalana”.  Desde que en 1995 se alzase con el premio Martí i Pol que le supuso  la publicación de su primer poemario D’on neixen les penombres? (¿Dónde nacen las penumbras?), Valls ha dado a luz una decena de títulos y ha cosechado otros tantos premios. Sin embargo, es en 2006 con Violència gratuita, cuando consigue uno de los reconocimientos más importantes de las letras catalanas: Els Jocs Florals de Barcelona pasando, como señala David Madueño, a la primera línea de las letras en este idioma.

Ni un pam de net al tancat dels ànecs (2011) es su último libro. El propio título  –cuya traducción podría ser “Ni un palmo de limpieza en el cercado de los patos-  resume  muy bien la intencionalidad de toda su obra y hace, además, un guiño al poeta Josep Gual,  en concreto a los versos: “…nois, m’en vaig / a tancar els ànecs!” [1] aludiendo a que, ante la realidad nacional de aquel momento (años 70), él prefiere recluirse en su mundo. Valls, con este título, viene a responderle que, incluso ahí, encerrados, nos alcanzará la podredumbre exterior.

No solo en el título se queda el guiño a Josep Gual, todo el libro es un tributo a la influencia de este, y de otros dos grandes poetas del entorno metropolitano: Joan Angenté y Màrius Sampere, referentes todos ellos de una poética que destaca por su compromiso, su resistencia y lo que David Madueño llama: “metafísica cotidiana”, rasgos que podemos encontrar en la obra de Jordi desde sus inicios.  Ni un pam de net… sigue profundizando y depurando, a pico y pala, los elementos que marcan su poética y que coinciden con esa “metafísica cotidiana”, la rebeldía y compromiso, pero mezclados y pulidos de una manera muy personal que es lo que, precisamente, hace grande la poesía de Valls. Ni un pam de net… no deja de hablarnos de las viejas dudas y angustias del ser humano pero reformuladas desde lo cotidiano o, como diría Perec, “lo infraordinario”.  Y es que uno de los grandes logros de la poesía de Valls  es saber conectar el infinito con lo infinitesimal, a través de unos vasos comunicantes que el lector puede transitar con absoluta naturalidad.  En la construcción del artefacto para discurrir entre escalas tan distintas, Jordi se hace valer de un amplio abanico de recursos, entre los que destaca su  particular sentido del humor, la socarronería de quién ha conocido la derrota. Sin embargo, no se permite caer en la fácil tentación del cinismo porque en su poética, la lucha, la superación, el crecerse ante las adversidades, son valores fundamentales. El poeta jamás pierde su dignidad pese a los reveses que le depare la vida. Y en que nadie se la arrebate subyace gran parte de la tensión poética de Ni un pam de net

Haciendo una lectura minuciosa de este libro nos encontramos una declaración de intenciones desde el primer poema  “Revolució” (Revolución) donde el autor hace una llamada a la revolución total, de lo posible, pero también una revolución de la fantasía, de la imaginación. Queda  patente que estos poemas se gestaron y publicaron en medio del contexto de crisis económica y por ello Valls toma partido en su tiempo, eso sí, sin caer en una poesía social fácil o panfletaria. De este modo junto a deseos de que un día “els blocs de pisos caiguin /la banca es foti i el diner plori”[2] nos encontramos con otros tales como“…l’amor governi i el sol es fongui / i l’enyor floreixi i la lluna salti…”[3]. Sin embargo, esta declaración inicial de intenciones nos conduce a su reverso en el poema siguiente El quart assalt[4] donde queda de manifiesto otra de las columnas vertebrales de su poesía: la angustioso, el toque de “determinismo”, como señala David Madueño: “Hi han moltes formes de perdre” [5]. Por estos dos caminos continuará transitando el lector en Ni un pam de net...  Con mendigos que piden a Buda, tras haber sido ciervos heridos y pájaros aplastados, no volver a nacer; o vidas como en De sobte [6]resumidas en cuatro versos.  Pero no es una poesía de derrota y con la misma fuerza lírica se impulsa el sujeto poético a la rebeldía y lucha. Esto queda de manifiesto en los versos iniciales de Dionisiac: “Fes com jo, si et planten obstacles / rega’ls amb l’orina primera / del matí”[7]. Conviven, por tanto, compromiso y angustia. Compromiso del hombre que sabe que lo que le define como hombre es la dignidad, junto a la angustia ante lo incierto y en buscar respuestas a esta tensión, consistirá la lectura, sin que Valls nos imponga su visión, al contrario, dando espacio para que cada cual saque sus conclusiones (“Aquest és el teu poema. Fes-ne el que vulguis…”[8] escribe en Poesia.

No dudará a subirse a naves que surcan la inmensidad del universo para encontrar claves,  como en Invasió, donde tras anunciarse  la invasión del planeta,  finaliza con los versos: “Tot m’ho jugo cada dia i no sempre perdo”[9]. También las religiones y sus fuentes son registradas por la mirada de Valls en busca de estas pistas dejando muy claro, al mismo tiempo, que no es al dios que recogen lo que él persigue. El crani de Moisès o una referencia a Lot en Moab son tan solo dos ejemplos de lo mencionado. Quizás uno de los poemas que mejor retrata la complejidad y riqueza de la propuesta poética de Jordi Valls en Ni un pam de net al tancat dels ànecs sea esa partida de ajedrez en que, mientras las fichas se enfrentan movidas por dos manos, una mosca que las sobrevuela y se desliza por ellas cae, finalmente, tostada por la luz. Este poema que lleva por título A les seves mans[10] presenta unos personajes que no deciden nada sobre su destino. Sin dejar claro, además, si debemos, identificarnos con las piezas, con la mosca o incluso, con esos jugadores condenados a comenzar una nueva partida nada más terminada la anterior, en una lucha continua, sin vencedores.

Aunque no la imponga, Valls nos ofrece su solución: compromiso, honestidad acompañados, más que de amor, de una manera de amar: esa que “nos va definiendo el carácter” como dice en Sobre el cor[11]. Este compromiso y esta manera de amar es la que provoca la aparición de unos versos cargados de optimismo vital como cuando En busca de una clau non-tòxic[12] cierra el poema con un elocuente Demà es un bon lloc on despertar-se[13].

Ni un pam de net…es, como menciona David Madueño, “un libro de batalla”, que nos habla de una lucha que todos conocemos, sin dejarse llevar nunca por lo simple o evidente. Se trata de una propuesta de alto voltaje poético, donde el lector se verá sorprendido por la originalidad de los prismas con los que Jordi Valls le invita a ver la realidad. Su poética, producto de un trabajo infatigable de dos décadas, alcanza la solidez, originalidad y rotundidad propia de los poetas que, más allá de ser interesantes, son lectura imprescindible.



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Ricard Mirabete 

David Madueño

Jordi Llavita 



[1] Chicos, ¡me voy / a encerrar a los patos!
[2] Los bloques de pisos caigan / la banca se joda y el dinero llore.
[3] El amor gobierne y el sol se funda / la añoranza florezca y la luna salte.
[4] El cuarto asalto
[5] Hay muchas formas de perder
[6] De repente
[7] Haz como yo, si te ponen obstáculos / riégalos con la orina primera /de la mañana.
[8] Este es tu poema. Hazle lo que quieras…
[9] Me lo juego todo cada día y no siempre pierdo.
[10] En sus manos.
[11] Sobre el corazón.
[12] En busca de una clave no tóxica.
[13] Mañana es un buen lugar donde despertarse.

3 comentarios:

Anónimo dijo...
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