Jordi Valls
Ni un pam de net al tancat dels ànecs
Ni un pam de net al tancat dels ànecs
Ed. La puça del petroli, 2011
Por José G. Obrero
Jordi
Valls (Barcelona, 1970) es, en palabras del crítico literario Jordi
Llavina: “una de las apariciones (o irrupciones) más sonadas de la última
década en el panorama de la lírica catalana”.
Desde que en 1995 se alzase con el premio Martí i Pol que le supuso la publicación de su primer poemario D’on neixen les penombres? (¿Dónde nacen las
penumbras?), Valls ha dado a luz una decena de títulos y ha cosechado otros
tantos premios. Sin embargo, es en 2006 con Violència
gratuita, cuando consigue uno de los reconocimientos más importantes de las
letras catalanas: Els Jocs Florals de
Barcelona pasando, como señala
David Madueño, a la primera línea de las letras en este idioma.
Ni un pam de net al tancat dels ànecs (2011) es su último libro. El propio título –cuya traducción podría ser “Ni un palmo de
limpieza en el cercado de los patos- resume
muy bien la intencionalidad de toda su
obra y hace, además, un guiño al poeta Josep Gual, en concreto a los versos: “…nois, m’en vaig /
a tancar els ànecs!” [1]
aludiendo a que, ante la realidad nacional de aquel momento (años 70), él
prefiere recluirse en su mundo. Valls, con este título, viene a responderle que,
incluso ahí, encerrados, nos alcanzará la podredumbre exterior.
No
solo en el título se queda el guiño a Josep Gual, todo el libro es un tributo a
la influencia de este, y de otros dos grandes poetas del entorno metropolitano:
Joan Angenté y Màrius Sampere, referentes todos ellos de una poética que
destaca por su compromiso, su resistencia y lo que David Madueño llama:
“metafísica cotidiana”, rasgos que podemos encontrar en la obra de Jordi desde
sus inicios. Ni un pam de net… sigue profundizando y depurando, a pico y pala,
los elementos que marcan su poética y que coinciden con esa “metafísica cotidiana”,
la rebeldía y compromiso, pero mezclados y pulidos de una manera muy personal
que es lo que, precisamente, hace grande la poesía de Valls. Ni un pam de net… no deja de hablarnos
de las viejas dudas y angustias del ser humano pero reformuladas desde lo
cotidiano o, como diría Perec, “lo infraordinario”. Y es que uno de los grandes logros de la
poesía de Valls es saber conectar el
infinito con lo infinitesimal, a través de unos vasos comunicantes que el
lector puede transitar con absoluta naturalidad. En la construcción del artefacto para
discurrir entre escalas tan distintas, Jordi se hace valer de un amplio abanico
de recursos, entre los que destaca su particular sentido del humor, la socarronería de
quién ha conocido la derrota. Sin embargo, no se permite caer en la fácil
tentación del cinismo porque en su poética, la lucha, la superación, el
crecerse ante las adversidades, son valores fundamentales. El poeta jamás
pierde su dignidad pese a los reveses que le depare la vida. Y en que nadie se la
arrebate subyace gran parte de la tensión poética de Ni un pam de net…
Haciendo
una lectura minuciosa de este libro nos encontramos una declaración de
intenciones desde el primer poema
“Revolució” (Revolución) donde
el autor hace una llamada a la revolución total, de lo posible, pero también
una revolución de la fantasía, de la imaginación. Queda patente que estos poemas se gestaron y
publicaron en medio del contexto de crisis económica y por ello Valls toma
partido en su tiempo, eso sí, sin caer en una poesía social fácil o
panfletaria. De este modo junto a deseos de que un día “els blocs de pisos
caiguin /la banca es foti i el diner plori”[2] nos
encontramos con otros tales como“…l’amor governi i el sol es fongui / i l’enyor
floreixi i la lluna salti…”[3]. Sin
embargo, esta declaración inicial de intenciones nos conduce a su reverso en el
poema siguiente El quart assalt[4]
donde queda de manifiesto otra de las columnas vertebrales de su poesía: la
angustioso, el toque de “determinismo”, como señala David Madueño: “Hi han
moltes formes de perdre” [5]. Por
estos dos caminos continuará transitando el lector en Ni un pam de net... Con
mendigos que piden a Buda, tras haber sido ciervos heridos y pájaros aplastados,
no volver a nacer; o vidas como en De
sobte [6]resumidas
en cuatro versos. Pero no es una poesía
de derrota y con la misma fuerza lírica se impulsa el sujeto poético a la
rebeldía y lucha. Esto queda de manifiesto en los versos iniciales de Dionisiac: “Fes com jo, si et planten
obstacles / rega’ls amb l’orina primera / del matí”[7].
Conviven, por tanto, compromiso y angustia. Compromiso del hombre que sabe que
lo que le define como hombre es la dignidad, junto a la angustia ante lo
incierto y en buscar respuestas a esta tensión, consistirá la lectura, sin que
Valls nos imponga su visión, al contrario, dando espacio para que cada cual saque
sus conclusiones (“Aquest és el teu poema. Fes-ne el que vulguis…”[8]
escribe en Poesia.
No
dudará a subirse a naves que surcan la inmensidad del universo para encontrar
claves, como en Invasió, donde tras anunciarse
la invasión del planeta, finaliza
con los versos: “Tot m’ho jugo cada dia i no sempre perdo”[9].
También las religiones y sus fuentes son registradas por la mirada de Valls en
busca de estas pistas dejando muy claro, al mismo tiempo, que no es al dios que
recogen lo que él persigue. El crani de
Moisès o una referencia a Lot en Moab
son tan solo dos ejemplos de lo mencionado. Quizás uno de los poemas que mejor
retrata la complejidad y riqueza de la propuesta poética de Jordi Valls en Ni un pam de net al tancat dels ànecs
sea esa partida de ajedrez en que, mientras las fichas se enfrentan movidas por
dos manos, una mosca que las sobrevuela y se desliza por ellas cae, finalmente,
tostada por la luz. Este poema que lleva por título A les seves mans[10]
presenta unos personajes que no deciden nada sobre su destino. Sin dejar
claro, además, si debemos, identificarnos con las piezas, con la mosca o
incluso, con esos jugadores condenados a comenzar una nueva partida nada más
terminada la anterior, en una lucha continua, sin vencedores.
Aunque
no la imponga, Valls nos ofrece su solución: compromiso, honestidad
acompañados, más que de amor, de una manera de amar: esa que “nos va definiendo
el carácter” como dice en Sobre el cor[11].
Este compromiso y esta manera de amar es la que provoca la aparición de
unos versos cargados de optimismo vital como cuando En busca de una clau non-tòxic[12]
cierra el poema con un elocuente Demà
es un bon lloc on despertar-se[13].
Ni un pam de net…es,
como menciona David Madueño,
“un libro de batalla”, que nos habla de una lucha que todos conocemos, sin
dejarse llevar nunca por lo simple o evidente. Se trata de una propuesta de
alto voltaje poético, donde el lector se verá sorprendido por la originalidad
de los prismas con los que Jordi Valls le invita a ver la realidad. Su poética,
producto de un trabajo infatigable de dos décadas, alcanza la solidez,
originalidad y rotundidad propia de los poetas que, más allá de ser
interesantes, son lectura imprescindible.
ARTÍCULOS RELACIONADOS
Ricard Mirabete
David Madueño
Jordi Llavita
[1] Chicos, ¡me voy / a
encerrar a los patos!
[2] Los bloques de pisos caigan / la banca se
joda y el dinero llore.
[3] El amor gobierne y el sol se funda / la
añoranza florezca y la luna salte.
[4] El cuarto asalto
[5] Hay muchas formas de perder
[6] De repente
[7] Haz como yo, si te ponen obstáculos /
riégalos con la orina primera /de la mañana.
[8] Este es tu poema. Hazle lo que quieras…
[9] Me lo juego todo cada día y no siempre
pierdo.
[10] En sus manos.
[11] Sobre el corazón.
[12] En busca de una clave no tóxica.
[13] Mañana es un buen lugar donde despertarse.
3 comentarios:
Publicar un comentario