Cristian Alcaraz
La orientación de las hormigas
Renacimiento
pájarodistanciaciudad
Cristian Alcaraz (Málaga, 1990)
acaba de publicar su segundo poemario. Con veintidós, publica en Renacimiento La orientación de las hormigas, Premio
Andalucía Joven de Poesía 2012, aunque no es nuevo en esto. Ya debutó en 2010
con Turismo de interior en la
editorial cordobesa La bella Varsovia, tras hacerse con el premio que convoca
la propia editorial, el Pablo García Baena.
No obstante, la inexcusable juventud de Cristian no
debería desviarnos del grano en la paja, y es la calidad de su obra. Sorprende,
de entrada, la coherente evolución literaria que ha seguido el autor de un
libro a otro. Si el primero nacía de las preguntas de una adolescencia-casi-niñez,
con ese discurso fresco, actual, certero, La
orientación de las hormigas presenta nuevas cuestiones acordes a otro
estadio vital donde la incertidumbre ya no es una sospecha, sino un hecho: “Qué
habitación será la definitiva./ Qué carretera./ Dónde dejar una vida./ En qué
habitáculo.”
Cita Cristian a Pablo García Casado o a Bukowski como
referentes poéticos, y responde su poesía a esta afirmación de manera prístina:
apreciamos al primero en la forma, y al segundo en el fondo. Juega el autor con
la voz que crea, a veces real, a veces ficticia, y habla sin pudor de sexo, de
sentimientos, de la familia, las relaciones entre los seres humanos, y no sólo
es la falta de pudor, sino los escenarios, las imágenes que emplea, sin duda
herederas del realismo sucio. “Soy, desde hoy,/ la hormiga que lleva sobre sus
hombros/ las vísceras de los que han caído.” No es de extrañar, por tanto, que
Erika Martínez defina el libro en el texto de la contraportada como, “en un
sentido joven y feroz, un poemario escatológico”. Durante la lectura, da la
sensación de que en cualquier momento las páginas fueran a supurar verso a
verso.
El libro emprende un juego con la dualidad entre la
humanidad y el mundo animal, encarnado principalmente por insectos –las
referencias a Kafka son evidentes-, y es aquí donde se aprecia principalmente
la evolución temática en la poesía de Cristian: ya no se trata de un recorrido
por su cuerpo, por su experiencia, por sus inquietudes personales, ya que todo
ese prisma trasciende, a vuelo de pájaro, a la ciudad y sus afueras, y
pareciera que las reflexiones del poeta pudieran extrapolarse a toda una
generación. “Pienso yo dormido/ en el momento justo antes de chocar en la
mediana./ Cómo viaja el copiloto hasta su silueta,/ cómo los CD’s, cómo los
niños sin vacaciones/ este año.” También se encuentra esa dualidad, como en su
primer libro, en las dos caras de una moneda, cuando todo objeto, toda causa,
toda pregunta que nace de la inocencia se rompe en mil pedazos con una
inclemencia inusitada. Es en los poemas más íntimos donde resulta más claro
este desdoblamiento: “Como un niño/he marcado mi ropa interior/ y he regresado
al mundo con un fusil/ para quedarme.” Cristian ha crecido, probablemente a
hostias.
En definitiva, La
orientación de las hormigas nos habla de la entrada en la edad adulta, del
miedo, de las personas. El cuerpo que se desmiga a través de las páginas podría
ser el propio mundo desmoronándose ante la impotencia de los hombres. Se trata
de un gran paso en la carrera de Cristian Alcaraz, una figura a tener muy en
cuenta en años venideros. Con todo, él se conforma con menos: “Y soy
feliz porque no me queda nada.”
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