Por Ana Isabel
Alvea Sánchez
Poemas de los Himalayas constituye
el decimotercer poemario de la colección Cosmopoética de Poesía Internacional.
Edición bilingüe, en inglés y español, traducido y prologado por Verónica
Aranda. Es de agradecer la labor de difusión que emprende Cosmopoética al
barrer las fronteras de la lengua y acercarnos la poesía latente en cualquier
lugar del mundo.
Su autor, Yuyutsu RD Sharma, es un
excelente poeta nepalí, como puede comprobar quien se acerque a este libro. En
su escritura encontramos diversos registros, pero en todo caso resaltan en su
poesía las imágenes y su visualidad. Imágenes que reflejan una naturaleza exuberante
y de enaltecida belleza. A veces estético y delicado en su paisaje, como en el
poema “Arcoiris” o “Sagarmatha”, nos recuerda la armonía y la exaltación de la
naturaleza de la poesía oriental. Las más de las veces, nos muestra una
realidad penosa y mísera, pero los paisajes de Nepal siempre relucen como un
sol de fondo. Nos ofrece imágenes del mundo animal y natural que nos resultan
insólitas y sorprendentes, como podemos comprobar en estos versos
pertenecientes al poema “Enemigos de la
poesía”, en el que identifica la naturaleza con la poesía, mientras que la
tecnología y el progreso, propio de nuestra globalizada época, suponen un peligro
destructivo, los enemigos de la poesía:
“La mano anárquica de un mono
deshace el nido
de un
pájaro tejedor
que cuelga como un sueño bordado
del verde
corazón del bambú.
El ojo crítico de una rana
juega con los colores
del arcoíris de una poesía
sobre la mesa fría del Sistema…”
Imágenes que poseen enorme fuerza
expresiva, con las que describe, testimonia o denuncia, como una descarga eléctrica o un relámpago que
cae sobre el lector, imágenes atroces a veces en su desnudez.
Algunos poemas nos describen escenas
o paisajes, como una cámara de vídeo, el ojo de un testigo que muestra un
cuadro de vida cotidiana que trasciende al fondo de sus costumbres y profundiza
en los males que le aqueja, a veces de un modo más simbólico, como en el poema
“Destino” o “Un paseo matinal”; a veces de un modo coloquial y narrativo, como
en “Madre sueña”; otras de un modo más desnudo, literal y transparente, así en
“Fracasos”, “Mujer Sherpa”, o bien el que mostramos, “La cruz de Cristo”:
“Dos sacos
de arroz
cruzados
sobre la espalda frágil
de una abuela
que asciende
como un gran escarabajo herido
por la vertiente febril
de la subida más empinada
de los Anapurnas.”
Los personajes de sus poemas son, por lo
general, los más desvalidos, la gente humilde y pobre; entre ellos la figura de
la mujer ocupa un papel importante, bien mostrando su pobreza y precariedad, en
el poema “Fracasos” nos dibuja la figura de una madre pelando mazorcas y sin
nada que dar de comer a su bebé; bien mostrando las duras condiciones de vida
de estas mujeres, más difíciles aún cuando se trata de una anciana, como nos
retrata en el poema anterior, “La
Cruz de Cristo”, y que se reitera en el poema “Madre sueña”, donde una madre anciana que no
puede ya con su carga de trabajo, sin fuerzas para ir por agua a los pozos
lejanos, le pide a su hijo que se case con una joven para que ésta le ayude.
Escenas duras, cotidianas, pequeños trazos con los que alcanza a expresar la
vida de la gente humilde y su lucha por la supervivencia. Por supuesto, también
aparece la mujer amada y deseada en dos poemas cargados de sensualidad y
erotismo, “En Europa” y “Cascadas naranjas”, en este último la fuerza del agua
de la cascada, su sonido, se funde con la pasión de los amantes.
Tiene la poesía de Yuyutsu Rd Sharma
una estructura característica, como podemos comprobar en el poema anterior “La
cruz de Cristo”, y salvando algunos
poemas de versos continuados, predominan
los poemas largos, estructurados en versos pareados, que acentúan el ritmo,
apoyado a veces en repeticiones, y que
conforman una serie de enumeraciones de imágenes o descripciones con los que
suma e intensifica el significado del poema y su denuncia, como en el poema “La
democracia”, su poema en homenaje al poeta Gopal Prasad Rimal, “Mulas” , “Enemigos de la poesía” o “Cielos cantores de mi India”. No obstante, no
faltan poemas en los que se da la brevedad y condensación, retratando con
breves pinceladas una escena o paisaje de hondo calado significativo.
Es su poesía una cámara que trata
sobre la pobreza, el hambre, las difíciles condiciones de vida de su gente, las
injusticias, el sufrimiento, la supervivencia, la crisis religiosa, el fracaso
revolucionario, la falsa democracia. Es su poesía una ventana abierta a su
tierra, con ella nos podemos imaginar la belleza de sus paisajes, las vacas
andando por calles oscuras y malolientes, los templos, las chabolas, los
graneros de madera, las filas de mulas ensangrentadas subiendo las montañas de
la ruta de la sal, su gente humilde; otras veces, su poesía muestra una mirada
original sobre nuestro mundo, fruto de su vivencia en Europa, supone entonces
un mestizaje entre la cultura occidental y la hindú, así en “Muñecas de
escaparate”, poema resaltado también por Verónica Aranda en su prólogo. La última parte del libro resulta más alegre,
íntima, sensual y vital; pero, sin duda, su tema principal es su país, denunciar
los problemas de su tierra, reflejarla, como podemos comprobar en “Los cielos
cantores de mi India”:
“Solo en la hora de vigilia
de la noche
conteniendo la respiración
para protegerme
del hedor punzante
que llega a ráfagas de los slums
vecinos
para filtrarse y chupar
la sangre de mis pulmones exhaustos.
La tetería al aire libre
en la esquina del burdel
mide sumisamente
la profundidad de la oración
atronando desde las dignas cúpulas
de la decadencia.
Solo en medio de la noche
después de la lucha turbulenta de una
década
para asentarnos en los espacios
cívicos
de la democracia y sus sangrantes
fauces,
una soledad sin mujer,
un retiro al polvo de las calles,
un despertar de la juventud
en las venas abrasantes de la poesía
una canción de slums
bajo un cielo de luciérnagas y
estrellas fugaces.
Girando alrededor
de una caldera enorme de leche
con capas espesas de nata
donde nadan anacardos vulgarmente,
un viejo vagabundo
hace añicos su porte, un Buda
meditativo,
y concibe
la visión de un apocalipsis.
Una vaca que deambula
viene a recoger y engullir el
condenado
borrador de un poema plañidero
que nunca puedo acabar.
Una sirena de un tren nocturno
que por fin parte para desaparecer
por las llanuras de la India.
Tras la muerte de una década
tras la caída de los templos de la
fe,
tras el silencio temporal
de las ametralladoras malignas,
tras el surgimiento de los asesinos
civilizados
y una nueva anarquía de tullidos
dólares
para contaminar los verdes pastos del
Yamuna
con las heces de sus barrigas
salvajes,
después del vuelo letal de extraños
halcones
para arrancar embriones de inocentes
vacas indias
planearé
escribiré un poema
sobre los vientos errantes
de los cielos cantores de mi India.”
*Slum: Barrio de chabolas habitado
por la gente más empobrecida de las ciudades.
Esta reseña fue publicada originalmente en diciembre de 2010 en la revista Poesía & Gráfica
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