lunes, 7 de octubre de 2013

"La letra perdida y sus universos", de Fernando López Guisado, por Silvia Gallego















La letra perdida.
Fernando López Guisado.
Editorial Vitrubio, 2012

La letra perdida y sus universos.

Ofrece poemas que va desgranando sinsabores de tonos oscuros de un yo poético que se expresa entre lo coloquial y los códigos artísticos.

Emplea paralelismos desde el primer poema que aportan un ritmo muy marcado: “reconstruyéndose en cada futuro, / deconstruyéndose en cada sonido”. Cuida la estructura del poema con elementos que se repiten.

Provoca extrañamiento con sintagmas como: “brisa astuta”, “semanas fotocopiadas”, “café de plástico”… La enumeración y el juego con gerundio aparecen como marcas de un estilo propio, una voz distinta en el panorama.

Utiliza la mayúscula para destacar conceptos: “Verdad” –leit motiv del libro, junto a la esperanza o no y la rutina- , “Pregunta”, “Magia”, “Universo”. En ocasiones también la cursiva para destacar algunos versos o en la prosa poética que comienza así: “quiero confesar que soy una mala persona”.  

Funde en ocasiones la forma y el contenido, por ejemplo a través de la repetición de elementos para referirse a la lluvia o para enfatizar el sentimiento de culpa.

Emplea muchas metáforas plásticas: “martillo de la injusticia”, “iris del ayer”, “certezas sabor vainilla”, “la uña de este silencio”, “el cerebro hecho una esponja”, “cortinas bañadas en fracaso”, “latitud de los adoquines”. Algunas sorprenden por su condensación: “decir lunes es decir ausencia”.

El metalenguaje le sirve también como código: “es un punto y aparte, encabalgamiento confuso/ entre periódicos matutinos y series nocturnas”, “anáforas de rutinas”… Lo cotidiano se cuela en la expresión que muchas veces se dirige a un “tú” de forma renovada: “entre los minutos rojos ante el ordenador de empresa”, “engranaje subcutáneos de una máquina”. La atención a lo que deshumaniza también aparece de forma constante: “desapareceremos como reptiles,/ herrumbrosas maquinillas de afeitar desechables”, “rostro sin rostro de la empresa”…

Son muy frecuentes las expresiones vulgares o escatológicas como forma de protesta y rebeldía. Su estilo descarado nos acerca a una crítica corrosiva de lo que le rodea.  

Se suceden también elementos comunicativos que resultan muy expresivos por la ruptura de la frase hecha, por ejemplo en: “de cuando todo era promesa sin el cartel de Se traspasa sueño”, “ansiedad de bolsillo”.
                 
Predomina un estilo nominal y directo, casi conversacional en ocasiones: “todo es la celda, la espina, el borde de la libreta de ahorros”. Al final también abundan las interrogaciones.

Los principales campos semánticos son los referidos a la oscuridad, la muerte, el cerebro y los sentidos. Los colores también destacan: “azul hielo administrativo”, “mente azul”.

Se da un culturalismo bien disimulado, que a veces juega a deconstruirse de forma muy moderna: ecos bíblicos con símbolos que han pasado a la cultura popular, mitos (“es una sandía para Sísifo”), la presencia fundamental de la música, películas…Aparecen guiños a Bécquer o Kafka (“relato de Kafka en versión cañí”), la tecnología (“bajo mil nombres cibernéticos”), el mundo de los cuentos…

El poema que da título al poemario aparece como signo de pérdida de ilusiones, sinónimo de “lo que no pudo ser”, unos susurros como signo fugaz de la esperanza.

Un sujeto lírico muy presente que se expresa con una claridad apabullante en ocasiones: “por eso hago lo que hago,/ entre las páginas y las piernas de una mujer”, “soy un poeta y un esclavo”

Un mundo negro de hastío y desolación también aparece según avanza el poemario (“sosiego del que se sabe muerto”). En los últimos poemas se acentúa el grito y la referencia a lo externo que nos manipula: “antes de seguir siendo/ lo que quieren que seamos”. En el último poema retoma la primera persona de plural: “llevamos mucho tiempo sangrando/ por esas viejas ideas”.

Retoma con fuerza el título “meciéndonos en lo que fuimos:/ la letra perdida”. Repite los dos últimos versos del primer poema: “cogidos de la mano/ bajo los tilos”. Aparece entonces una luz de esperanza por la unión,

A modo de breve epílogo aporta una reflexión filosófica sobre la idea que cada uno tiene de la verdad…. eco tal vez machadiano. Por último: un guiño a su blog a modo de invitación 
( buenasnochesnuevaorleans.blogspot.com) para seguir atentos su poesía.

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